Con una antigüedad de 165 años, la tumba del príncipe imperial Salvador María de Iturbide y Huarte –hijo del primer emperador de México e independentista, Agustín de Iturbide– fue, por primera vez, intervenida para su rescate y preservación cultural en el Panteón Hidalgo, el más antiguo de Tepic, Nayarit.
La doctora en Ciencias y Arquitecta, especialista en restauración, Lourdes Vázquez Magaña anunció que su despacho y la asociación civil Adopta una Obra de Arte, llevaron a cabo la recuperación de este monumento que lleva un centenar de años abandonado.
La historia refiere que Salvador María de Iturbide y Huarte murió el 7 de junio de 1856, un día después de su llegada a Tepic, porque ese año había sido nombrado administrador de la Aduana Marítima de San Blas; el príncipe imperial habría ido a bañarse a los baños Corona, del río Mololoa y resultó ahogado, de acuerdo con documentos oficiales.
El Libro de Entierros, en el Acta 22 del entonces camposanto, precisa que fue enterrado el 9 de junio de 1856, víctima de un ataque de apoplejía. Pero está aseveración ha sido cuestionada por historiadores y cronistas locales, como Enrique de Aguinaga, quien presume que por esas fechas el tratamiento de la apoplejía eran dosis de amoníaco, y que no fue hallado este químico en los restos y no hay referencias a tal padecimiento.
Se cree que el cuerpo de Salvador María Iturbide permaneció en Tepic por la dificultad de trasladar y embalsamar los restos mortales, y que por la desvinculación familiar, no hubo quién mantuviese la cripta.
Pero la asociación Adopta una Obra de Arte desde hacía tiempo buscaba restaurar este sitio, pero fue apenas este año que pudo concretar el proyecto.
Vázquez explicó que hubo una investigación para determinar los colores y motivos de la arquitectura para preservarlos, y recordó que se usaban insectos como las cochinillas. La inauguración de la obra, que contendrá un enrejado para evitar que la tumba sea vandalizada, será este 6 de noviembre.
MAAZ
