Este 23 de octubre se celebra el Día Nacional de la Aviación, instituido en 1943 por el presidente Manuel Ávila Camacho para honrar a los pilotos civiles y militares en el país, cuya labor en las Fuerzas Armadas es altamente reconocida. Sin embargo, hace algunas décadas existió un piloto que rompió todas las reglas y voló por debajo del Monumento a la Revolución, donde ahora se erige un moderno elevador.
Era 1946. El icónico monumento mexicano cumplía apenas ocho años de haberse inaugurado cuando una escena nunca antes vista se presentó ante los capitalinos: una avioneta atravesó el arco del Monumento a la Revolución y dejó sin palabras a los presentes. Se trataba de Jacobo Fernández Alberdi, un piloto español acompañado de su novia, Elisa Flores Morales.
Algunas fuentes señalan que el piloto midió el arco del monumento en relación a sus pasos y calculó que el avión atravesaría sin chocar. Todo con un solo objetivo: pedirle matrimonio al amor de su vida.
La hazaña enloqueció a los ciudadanos. Algo similar ya había sucedido en Francia cuando un suboficial del Ejército cruzó el Arco del Triunfo y lo condecoraron por hacerlo. En el caso de Alberdi las cosas no sucedieron así.
Tras el evento, la Secretaria de Comunicaciones tomó cartas sobre el asunto, le quitó la licencia al español y lo multó con 8,000 pesos, dado que la Ley de Comunicaciones no permitía volar a baja altura en zonas habitadas. Además, de acuerdo con el diario La Prensa, “cualquier falla de cálculo hubiera podido ocasionar una tragedia irreparable”.
Por otro lado, informó que el avión utilizado por Alberdi no le pertenecía, pues Ingeniero Villasana, jefe de Aeronáutica Civil, dio a conocer que el verdadero dueño era Carlos Carmona, un hombre al que el piloto no consultó antes de realizar la hazaña. Sin embargo, tras el vuelo, el español desapareció y la policía tuvo que localizarlo para informarle que había perdido la licencia de vuelo por amor.
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