Francia se abrió este miércoles al turismo extranjero coincidiendo con el inicio de una nueva fase de la desescalada que supone el levantamiento de muchas restricciones, que han impedido durante más de siete meses servir en el interior de bares y restaurantes por la pandemia. Los franceses recuperaron este miércoles pequeños placeres que habían olvidado con la pandemia, como tomar algo en el interior de un café o hacer deporte en un gimnasio, gracias a la flexibilización de las restricciones contra el COVID-19.
Tres semanas después de la reapertura de las terrazas de los cafés, los cines y los museos, la segunda etapa de desescalada empezó el miércoles con un toque de queda que pasa de las 9:00 pm a las 11:00 pm. El presidente francés, Emmanuel Macron, se felicitó en su cuenta de Twitter de que se haya podido llegar a esta nueva etapa que implica también un aumento de los aforos en los comercios, en los museos, en los cines, teatros y salas de espectáculos, que como los estadios deportivos podrán recibir hasta 5,000 espectadores. “¡Habíamos echado de menos tanto esta vida!”, dijo el mandatario, que aprovechó para lanzar un mensaje de prudencia: “Para que esta recuperación sea duradera, sigamos respetando los protocolos y medidas de seguridad”, señaló. Además los cafés y restaurantes podrán volver a recibir a gente en el interior, con un aforo máximo del 50% de la capacidad, lo que permitirá reabrir un buen número de pequeños establecimientos que no tiene terrazas o de tamaño insuficiente para ser rentables. Los deportistas pueden por su parte volver a entrar en gimnasios o piscinas. “Es la primera vez que vengo desde hace casi un año, he seguido las reglas, ¡por eso tengo tanta hambre!”, dice Maxence en una de las salas de escalada más nuevas de París, Arkose Nation, que abrió a las siete en punto de la mañana.
Costumbres recuperadas Tras siete meses de privación, Stéphanie Moscoso, una estudiante brasileña del Instituto de Ciencias Políticas de París, acudió a un gimnasio del segundo distrito de París, donde tiene un abono. “Estaba muy motivada. Me desperté esta mañana, era muy temprano, vi el sol y me dije: ¡este es el comienzo de una nueva vida!”, explicó a la AFP. Francia también recupera la tradición del café matutino. “Es agradable tomar un café dentro. La vida normal se reanuda poco a poco”, dice Hammou Mraoui, un trabajador del sector del transporte en un bar de la estación de tren de Meudon, en los suburbios de París. “Es raro oír a la gente decir ‘Un café para tomar aquí, por favor’, pero es un gran alivio”, dice Christophe Guedes, el propietario. Cerca de allí, se oyen risas en el Café Miromar, donde Bernard Krolikiewicz se toma un café largo. “Lo que echaba de menos era sobre todo la charla”, dice. En los trenes, los vagones-bar que estaban cerrados desde el 2 de noviembre pueden volver a acoger a los pasajeros, como en el TGV París-Nantes que salió de la estación de París Montparnasse a las 6:23 am. “Estoy contento de tomar un café”, dijo Pierre, el primer cliente que llegó dos minutos después de la salida. Matthieu Marie, un joven ejecutivo de camino a la región de Vendée, en la costa atlántica, compró algo de comer. “Sienta bien, no he tenido tiempo de desayunar antes de salir tan temprano”, dice.
Regresa el turismo
Esta nueva etapa de desconfinamiento durará tres semanas y habrá que esperar hasta el 30 de junio para que terminen el toque de queda, el límite de aforo en bares, restaurantes y espacios culturales y las limitaciones en las reuniones al aire libre. Coincidiendo con el inicio de una nueva fase de la desescalada, Francia se abrió este miércoles al turismo extranjero. Por lo que respecta a los viajes desde el extranjero, Francia acepta desde este miércoles la entrada sin un test de covid a quienes tengan el protocolo completo de vacunación cuando llegan desde otro país del Espacio Económico Europeo o desde los otros Estados de su “lista verde”: Australia, Corea del Sur, Israel, Japón, Líbano, Nueva Zelanda o Singapur. El resto de viajeros no vacunados desde esos mismos destinos deberán presentar una prueba PCR o de antígenos realizada como máximo 72 horas antes de embarcar. Si se entra a Francia desde los países de su “lista naranja”, donde están la mayoría de los del mundo (incluidos México, Reino Unido y Estados Unidos), al certificado de vacunación habrá que añadir un test negativo hecho como mucho 48 horas antes del embarque. Francia únicamente acepta el certificado de las vacunas que han recibido el visto bueno de la Autoridad Europea del Medicamento (EMA), lo que excluye las chinas y también la rusa Sputnik V, que son las que se han administrado mayoritariamente en Latinoamérica. Continúa siendo imposible ir a Francia para hacer turismo desde los países de la “lista roja” (entre los que están India, Brasil, Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile y Uruguay) por el nivel de incidencia epidémica y la presencia de variantes inquietantes. Con información de AFP y EFE
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