En medio de la zona inundada de manglares un volquete arrojó aproximadamente una tonelada de escombros de construcción. Adelante, a unos 30 metros, antes dejaron varias bolsas con basura doméstica. Si se sigue en el mismo sendero, hay colchones viejos y electrodomésticos inservibles.
Es el Sistema Lagunar Chacmochuch, en Quintana Roo, un área natural protegida de carácter estatal y que también forma parte de la gran Reserva de la BIósfera del Caribe Mexicano, que en los últimos 15 años ha servido como basurero clandestino.
Ubicada entre Cancún y la zona continental de Isla Mujeres, el Sistema Lagunar Chacmochuch abarca una superficie de 1 mil 914 hectáreas, casi cubierta por completo de manglares.
A un costado del área protegida está el camino de terracería que conduce al antiguo relleno sanitario de Cancún, siendo éste también el acceso a la zona de la Laguna, donde se realizan actividades de pesca.
Aunque dicho relleno sanitario fue clausurado desde el 2005, nunca se dejó de llevar basura a esa zona, pero se empezó a dejar sobre los costados del camino, entre los manglares.
Además de ser una reserva ecológica, los manglares se encuentran protegidos por la Norma Oficial Mexicana 059-Semarnat-2010.
Desde hace cuatro años el Comité de Vigilancia Comunitaria Río Chacmochuc trabaja en la limpieza y el cuidado de la zona, pero no se dan abasto con los delitos ambientales.
“Es un cuento de nunca acabar”, dice Jesús Cahúm, presidente del Comité de Vigilancia.
De oficio pescador, Jesús ha dedicado sus últimos años a interponer denuncias contra los responsables de los ilícitos, cuando los ha logrado identificar, pero hasta el momento ninguna ha derivado en una sanción.
“Ponemos y ponemos denuncias ante la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) y no hacen nada. Hasta nos echan de cabeza que nosotros somos los que denunciamos y nos han amenazado”, cuenta. Es también una zona con conflictos de inseguridad.
El grupo se reúne periódicamente para ir a hacer limpiezas. En un año lograron sacar al menos 20 toneladas de basura. También han trabajado en la reconexión del sistema hidrológico para ayudar a la subsistencia de los manglares.
En años anteriores habían trabajado con subsidios de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), pero la limitación presupuestal imposibilita a la dirección de la Reserva de la Biósfera del Caribe Mexicano entregarles recursos este año, reconoce el titular José Juan Domínguez Calderón.
La Reserva de la Biósfera del Caribe Mexicano opera con deficiencias, pues solamente cuenta con 10 personas (incluido el director) para cubrir las más de 5 millones de hectáreas de superficie con las que cuenta.
En Chacmochuch no hay ningún guardaparque. “Nos tenemos que repartir entre las zonas que hay más conflicto. Dos están fijos en Akumal, otros en las actividades por la temporada de Tiburón Ballena”, apunta Domínguez Calderón, quien además hace actividades administrativas y de gestión, como permisos, mantenimiento de embarcaciones, etcétera.
Para el cuidado de la zona se apoyan con los vigilantes comunitarios, pero ellos han comenzado a mostrar hartazgo por la situación.
“Vamos a limpiar un día, ahí se rompe uno la madre pa’ recoger todo y regresas a la semana y ya está igual”, dijo a El Heraldo.
Los volquetes tiran de todo: plásticos, retretes, llantas, colchones. Las pescaderías que se ubican en el Arco Vial Norte con frecuencia dejan aceite usado.
En julio un camión dejó alrededor de dos toneladas de sargazo sobre el camino.
El comité comunitario se hace cargo de su transporte, que es normalmente en la camioneta de Jesús Cahum, además de su alimento para aguantar la jornada.
“Andamos muy desanimados, quién sabe qué vaya a pasar, porque no hacen nada. Ojalá que con el cambio de administración sí nos ayuden”, dice en referencia al gobierno municipal de Isla Mujeres.
dhfm